Silvano,
fue un pintor muralista y artista plástico gloria dominicana Su obra, influenciada
por el movimiento neorrealista es un reflejo de su preocupación social por la
condición humana de los marginados de América.
Un día cuya fecha no
tengo muy clara mi padre trajo a casa un nuevo amigo, era un pintor con
muchísimas cosas en común con él, Silvano era un espigado hombre de unos 40
años aproximadamente, con una delgadez extrema, y sin estilo en su cabello casi
sin color, con un aspecto bohemio, calzaba alpargatas y una túnica de lino
blanca como esas que usan los hindú, y una alforja o chácara, típica de los
campesinos panameños, pero muy de moda entre los jóvenes, me llamo mucho la
atención su aspecto era bien cool aunque algo excéntrico.
Pero en fin que el
tenía muchas cosas en común con mi padre, ambos habían crecido con los
inmigrantes de la guerra civil española, y desde esa escuela aprendieron a
luchar por la libertad de los pueblos, hoy lejos de la patria siempre buscaban
el contacto, con el exilio dominicano. Por esos días Silvano presentaba una
exposición, en la galería de arte Panarte en avenida Perú, titulada “Panamá
Canal Zone, era su aporte a la lucha del pueblo panameño en contra del enclave
colonial que estaba en el corazón del Istmo generando una quinta frontera de la
que siempre hacía alusión el general Omar Torrijos. Silvano era parte de los
trabajadores de la cultura, un movimiento que tenía como norte llevar su arte
al pueblo por medio de la pintura callejera de murales donde se conjugaban
varios elementos, como música, poesía y pintura. A ese movimiento nos sumamos,
junto a Ignacio Cáncer Ortega y su hermano Virgilio, (ambos fallecidos ya),
Elpidio Mora, Miriam la pareja de Ignacio entre otros muchos jóvenes artista
plásticos, que es ingrato no recordar todos sus nombres.
Al igual que mi padre
Silvano salió de Santo Domingo tras los acontecimientos de 1965 y luego
aparecieron en una lista de personas que se les impedía entrar al país, Silvano
siempre decía que le gustaba estar aquí, porque Panamá era un país en
condiciones muy parecidas al nuestro ya que el pueblo panameño también había
sufrido la deformación de su cultura y en nuestra casa encontró el calor de
familia que necesitaba y que le permitió dejar su ejemplo y sus vivencias como
un padre o mas bien un tío, al igual que yo mi hermano Ángel se nutrió mucho
del legado de Silvano Lora, la casa se fue llenando pronto con los afiches,
temperas y colage en cartón del artista, a mí me enseño los primeros trazos de
pintura, por su parte mi hermano Ángel aprendió a utilizar elementos que se
desechan como latas, cajas cubos, en fin pedazos de aparatos eléctricos,
cualquier cosa era la base para crear un juguete, hoy estoy aquí junto a mi
hermano en su lecho de enfermo terminal, y lo recordamos como la persona que
enriqueció nuestras vidas y reíamos de buenas ganas recordando muchas cosas,
también recordamos otros artistas como Tolentino y el desaparecido Frank
Almanza, de quien aún hoy a más de 40 años conservo una obra que dedico a mi
padre y se ha mantenido en la sala de cada una de las casas en las que he
habitado. Sin embargo de Silvano no solo conservo una vieja fotografía amarilla
sino todo su legado en mi memoria, y gratos recuerdos que es lo más importante.
(todo lo material se perdió entre una y otra mudanza de un país a otro)
Silvano Lora no era un
exiliado más, era una de las figuras más emblemáticas de la plática dominicana
y en Santo Domingo se había iniciado un movimiento de artistas que exigían la
inmediata repatriación de “El Quijote Dominicano”, este movimiento había
cobrado proporciones insospechadas, pero en 1974, el movimiento de Radhames
Méndez y sus compañeros al secuestrar a la diplomática estadounidense, Bárbara
Hutchinson, en el pliego de peticiones se hablaba de la liberación de los
presos políticos y el retorno de los exiliados, sin embargo con el abortado
plan y el envió de estos al exilio se legalizan las deportaciones y el más
perjudicado fue Lora y hubo que pasar varios años más ante de que todos
pudiéramos retornar en 1979 con la nueva ley de amnistía que promulgo el
presidente Guzmán.
En enero de 1983
durante el festival de la cultura por primera vez vi actuar en casa a Silvano
Lora, quien junto a la balerina Ingar Despradel, ejecutaron una fusión de
música, danza y pintura, resultando en el mural símbolo del festival, ese día
me sentí, muy orgullosa y emocionada, era mi maestro, y haber formado parte de
la vida de Silvano Lora, donde el
consuelo mutuo era la compañía que nos dispensábamos cada día y fue muy
gratificante estar en casa de vuelta, esa noche cuando su presentación termino,
nos fusionamos en un abrazo que fue como una conjugación de aquella larga noche
de nuestro destierro, era como si quisiera decirme que todo había pasado, que
ya todo estaba bien.
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