Como
lidias como niño con historias así, era nuestro diario vivir, cada uno de los
amigos de mis padres que llegaban a casa tenían historias más y más dramáticas
y no era ficción, era realidad y la estábamos viviendo, escuchar los relatos de
un Radhames Mendez Vargas de como secuestro un avión convirtiéndose en pionero
de la piratería aérea en América Latina o como lidero un comando (M-12) para
secuestrar una funcionaria del gobierno más poderoso del planeta. O los relatos
de supervivencia de un Hamlet Hermann en medio de la selva mientras la columna
guerrillera a la que pertenecía era aniquilada, o las torturas en las mazmorras
de la Victoria y tantas otras historias los que llegaron a casa y a estas se
sumaban los relatos de sus vivencias de mis propios padres, entonces allí te
das cuenta que cualquier cosa mala que nos pasara a mi hermano Ángel o a mí era
irrelevante pues no podía compararse con las vivencias de ellos, se daba por
sentado que debíamos ser siempre fuertes como ellos, saben? no es fácil ser la hija de sobrevivientes de
la guerra y llevar una vida normal, mi padre murió en el 2007, pienso en el y
lo extraño todo el tiempo, pero también me siento bendecidaporque le gano a la
muerte una y otra vez, durante 75 años, venció la revolución de abril del 65,
venció la masacre del Hotel Matun, voló en malas condiciones climáticas sobre
el Amazonas por años y en 1993 venció un derrame cerebral que lo inhabilito
para seguir volando, pero no para seguir luchando, el 12 de julio de 2006
sufrió un infarto cerebral que borro por completo su memoria, lo más prodigioso
que tenía en su vida, él vivió seis meses más y el 12 de enero de 2007 justo en
el aniversario de la masacre de la autopista de las América que segó la vida de
Amaury German Aristy y sus compañeros de lucha, y un infarto masivo acabo con
su vida pasado ese medio día.
Había llegado al final
una era de mi vida, mi padre no pudo leer mis memorias, pero sé que desde algún
sitio me siguió dictando cada palabra y dirigiendo mi relato. Exilio no se pudo
publicar estando mi padre en vida, pero hoy yo misma luchando por mi vida solo
le pido a la vida que me dé un poco más de tiempo espero lograr hacer público
este legado. De niña nunca me contaron historias como la del lobo feroz y la
caperucita, o los cochinitos pero habían otras historias como estas las cuales
recapitule y el resultado es esta obra disfrútenla…
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