“La
iglesia en San Miguelito tenía una organización muy característica, estaba
dividido en bloques perfectos que formaban áreas, para inicio de la década de
los 70 en uno de sus patrullajes domésticos, el general Torrijos aprovecho esta
organización e inicio un proyecto denominado “ayuda mutua” o “yunta pueblo
gobierno”, para la creación de un plan piloto llamado “distrito especial”, se
trazó los planos separando 50 km2 y se dispuso llamar a una elección popular
supervisada por el nuevo tribunal electoral, donde se designó autoridades
interinas entre ellas un alcalde el sr. Paulino Salazar y representantes por cada área quienes le
iban a permitir desarrollar este proyecto, sin embargo algunos dirigentes se
opusieron o se manifestaron en desacuerdo con el nuevo distrito.
En
un discurso frente a los moradores del
distrito de San Miguelito hacía alusión a que una junta compuesta por el pueblo
y el gobierno no podía fracasar porque estaba constituida con cariño y hablo de
las pequeñas desuniones que existía entre los dirigentes que algunos eran de la
iglesia y otros eran veteranos sindicalistas y activistas del Partido del
Pueblo (partido comunista panameño), pero el general Torrijos le hizo ver que
esas desuniones eran tan pequeñas que habían servido para comprobar que eran
mayores las cosas que les unían, y allí reto a esa masa a que supervisaran el
gobierno y finalmente el 30 de julio de 1970 mediante el decreto ejecutivo 258 se
crea el nuevo distrito especial de San Miguelito.
Esta conversación con
mi padre resulto interesante, pues me refirió la manera como evoluciono el
pequeño poblado donde habíamos venido a vivir, ya no solo éramos inmigrantes
sino también pioneros de nuestro habitad.
Ya teníamos 5 años en
Panamá y habíamos tenido la oportunidad de ver como iba madurando el proceso
revolucionario y los cambios que había dado Panamá, los cuales mi padre
sintetizó de la siguiente manera;
“El año de 1972 fue un año
especialmente importante, el crecimiento económico nos indicaba que estábamos
en un lugar perfecto o casi perfecto, sin embargo no dejábamos de pensar en
nuestra tierra.
Se
desarrollaron proyectos como los ingenios, los puertos, la nacionalización de
las compañías de luz y teléfono, le permitió al gobierno convertirse en
empresario e inversionista, se construyeron grandes carreteras, caminos de
penetración y puentes, en este año se promulgo una nuevo código de trabajo, se
estableció un nuevo sistema de gobierno denominado “poder popular” unos 1,658 candidatos participaron
de una elección que debían escoger 505 representantes de corregimiento en toda
la república y esa elección fue
abrumadoramente exitosa ya que el 89 % de los electores, acudió a las urnas y
este poder popular iba a ser el responsable de sancionar una nueva
constitución, que además le otorgaba poderes especiales al general Torrijos
quien era el administrador de la gestión pública, esos poderes que lo
convertían en jefe de estado y esto le permitió negociar un tratado más justo
para el canal de Panama
El tratado denominado “Torrijos-Carter” fue
ratificado el 7 de septiembre de 1977 y entro en vigencia el 1 de octubre de
1979 justo en el momento que volví a mi país si hago un balance de los más de
diez años que duro mi destierro en Panamá debo ser justo y reconocer que fueron
años fabulosos, claro hubo sus altas y bajas pero me siento satisfecho de la
educación que recibieron mis hijos mayores Angel Emel y Lizbeth Aurora ambos se
hicieron bachilleres en Panama, Angel se graduó como bachiller en ciencia y
tecnología con disciplina militar en la primera promoción de un liceo militar,
plan piloto del gobierno del general Torrijos el cual fue fundado en mayo de
1974 bajo el nombre de Instituto Militar General Tomas Herrera y luego se hizo
sociólogo en la Universidad Católica Santa María la Antigua (USMA) Por su parte
Lizbeth Aurora se graduó de Asistente a Dietista y Manejo de instituciones en
un programa renovado de la Escuela Profesional Isabel Herrera Obaldía, un
centro de enseñanza oficial con una férrea disciplina que marco su futuro
profesional, luego se convirtió en periodista y diplomática y presto servicio,
en el servicio exterior de Panamá como
encargada de prensa.
Y los más pequeños Rafael y Lizeth, aunque se derogo la reforma
educativa panameña, recibieron una buena educación que les permitió convalidar
y sobre pasar la educación dominicana.
Con
el triunfo del social demócrata don Antonio Guzmán Fernández, volví a mi natal
Santo Domingo, ante un tímido retorno de la democracia al levantarse el
impedimento de entrada a los exiliados y conmigo retornaron en su totalidad los
que me acompañaron en la noche de mi exilio y quienes lo habían hecho más
llevaderos con sus visitas casi diarias.”
Mi padre y yo teníamos una excelente comunicación y
nuestras charlas eran prolongadas y muchas de esas conversaciones yo tomaba
notas muy detalladas y puntuales, lo que me ha permitido relatar casi capítulos
enteros con su testimonio, sigamos disfrutando estos relatos.
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