El inicio del proceso
revolucionario, liderado por Torrijos y Martínez fue una etapa muy dura e
incierta hubo medidas de orden
disciplinario que resultaron drásticas, mi padre me lo enfoco de la manera
siguiente;
“Hubo
desconfianza en el pueblo panameño que lógicamente
tomaba
en cuenta las experiencias de otros golpes militares en otros países de américa
y por ende la falta de credibilidad en los uniformados, pero la incredulidad se
despejo cuando los proyectos se empezaron a ejecutar y la cobertura que se
había logrado fue nacional.
Tras
los acontecimientos del 16 de diciembre de 1969 y que intento derrocar al
general Torrijos sin éxito, es en ese
momento que el golpe militar de octubre del 68 se convierte en una auténtica
revolución reivindicadora con un programa de gobierno que pronto logro sumar a
importantes figuras de la sociedad y el apoyo incondicional de la mayoría del
pueblo panameño”.
De hecho una de esas
figuras fueron mis padres quienes con la experiencia de haber participado de la
revolución constitucionalista del 65 en República Dominicana, pronto se sumaron
al proceso revolucionario emprendido por el General Omar Torrijos, mi padre lo
hizo de la mano de Bobby Hernández y se
hizo colaborador de la Guardia Nacional, ya que Bobby trabajaba para
relaciones publica del instituto armado panameño,mi padre aporto mucho de sus conocimientos
como mayor retirado de la Fuerza Aérea Dominicana incluso en la organización de
la nueva Fuerza aérea Panameña creada el 17 de enero de 1969. Mi madre por su
parte lo hizo de la mano de Toñita de Arrocha, esposa del alcalde del distrito
de San Miguelito, José Arrocha quien buscaba líderes comunitarias, allí se
produjo el encuentro y muy pronto mi madre se convirtió en una conocida líder
feminista en su comunidad, durante esa época se planeaba una concentración
masiva de mujeres, convocadas por el movimiento Nuevo Panamá, el cual reunió a
más de 17 mil de ellas las cuales
vinieron de toda la república incluyendo la comarca indígena, este evento lo
inauguro el general Torrijos, profundamente emocionado, yo recuerdo que inicio
diciendo que él había asistido convencido del poder de organización que tiene
la mujer panameña y a pesar de que yo
era muy joven, recuerdo que fue el discurso de una caballero, dirigiéndose a
unas damas, en el que concluyó diciendo que se inclinaba con reverencia y
actitud respetuosa ante ella.
En fin que mi madre
integro el consejo de área que dio forma al nuevo distrito especial de San Miguelito,
algunos años después con el nacimiento del “Poder Popular”, proyecto traído al
país por el general Torrijos, ella aspiro a convertirse en miembro de la
asamblea de los 505 representantes quienes eran los pilares en los que
descansaba la admiración pública. Por su parte mi hermano mayor Angel Emel se
unió a un grupo de jóvenes voluntarios que fueron a alfabetizar a campesinos a
todo lo largo y ancho de la republica este programa desarrollado por el
gobierno revolucionario con la finalidad de erradicar el analfabetismo en Panamá.
Por mi parte estudiaba
en Panamá School un centro educativo particular, pero poco después abrieron una
escuelita rural en San Miguelito y mis padres me llevaron a estudiar allí al
igual que a mis hermanos pequeños, Rafael y Lizeth quienes entraron unos años
después cuando la escuela había crecido y se había transformado en un plantel
de gran prestigio. Recuerdo que cuando yo entre mis compañeritos eran niños,
muy, pero muy humildes y asistían a clases descalzos o en chancletitas de goma,
pero ¿saben qué? muy pronto llego el general Torrijos y trajo zapatos y nuevos
uniformes de un lindo color mostaza que alegraba la vista, ya que antes eran
color gris, también trajeron libros y cuadernos, leche, se veía un gobierno
preocupado por su gente
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