martes, 6 de septiembre de 2016

EL HIJO DEL GENERALISIMO: RADHAMES TRUJILLO MARTINEZ


Hamlet llego una tarde del caluroso  verano panameño a casa con un amigo muy particular, un hombre blanco de cabellos medio colorado, un jabao como suelen decir en Santo Domingo, era nada menos que el hijo menor del ex –dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo, me costaba creer que este señor estaba aquí y nada menos que de la mano de un catorcista, se mostró reservado y parco, muy observador de cada detalle en la casa se quitó la camisa y en camiseta se sentó con mi padre y con Hamlet en la galería de la casa, en esa época el tenía planes de participar en las elecciones de 1978 sin embargo pronto se le paso los deseos, era más que imposible, tratar de recuperar el poder con su apellido y en ese entonces no solo esa fue su única derrota su hermana Angelita quien también vivía en Panamá, logro la custodia de su senil madre y se la llevo a Costa Rica y luego a Miami, demostrándole que ella era más astuta que él. Al retirarse de casa se fue reído y feliz, agradeció los espaguetis que se comió, dijo que era lo más rico que había comido en su vida, y allí, termino mi encuentro con el hijo del generalísimo.
En 1994 ya de vuelta yo en Panamá, escuche los rumores del asesinato de Radhames en Colombia, aunque me impacto, no le di mucho color al asunto, hasta que escuche los detalles de un informante de la DEA, y cuyo detalle quiero compartir. Radhames sugirió el nombre de un Industrial de nombre José Luis Gil, con quien podría arreglarse dijo Trujillo la compra de una comercializadora internacional de café con sede en Panamá, Gilka S.A. que para mi reasombro era el café que yo consumia. Miguel Rodríguez aprobó la operación tras comprobar que podía empacar cocaína en las bolsas selladas al vacío de 250 gramos de Café Gilka. Esta relación comercial le permitió a Radhamés Trujillo pertenecer al cartel de Cali en uno de sus barcos cedido al cartel de Cali para transportar cocaína las autoridades norteamericanas decomisaron 5 mil kilos de cocaína envueltos en fundas de café Gilka.Gilberto Rodríguez Orejuela, estaba furioso y ordenó el asesinato de Radhamés Trujillo. La orden se cumplió el 14 de agosto del 1994 en una finca propiedad Elmer Pacho Herrera Buitrago. Estos detalles fueron revelados por el escritor Fabio Castillo en su obra “Los Nuevos Jinetes de la cocaína”. Que aprendí de esta lección pues que en el exilio todos éramos iguales, no .importa si eras de izquierda, derecha,  militar o diplomático, todos éramos iguales y el Huracán David lo demostró, cuando una vez más todos nos unimos con los miembros de la embajada para recaudar fondo para los afectados del huracán David y la tormenta Federico.

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