Una vez producida la
ocupación, se acentúa o inicia la verdadera odisea de mi madre en medio de una
guerra y sin saber si a esa hora ya era una de las cientos de viudas que había
dejado el conflicto armado.
Madre de tres hijos
chicos entre ellos un bebe de apenas quince días de nacido. Para esa época yo
recuerdo mucha confusión, pero aun no tenía la capacidad para comprender lo que ocurría, con los años supe que una turba
había venido a pegarle fuego a nuestra casa, porque mi padre era un oficial de
la aviación, luego ellos mismos vinieron a ofrecer sus más sinceras disculpas y protección en la
zona constitucionalista, reconociendo a mi padre como un héroe para ellos, luego
del incidente de las aeronaves que fueron llevadas a territorio puertorriqueño.
Nuestra vecina Caridad,
la fiel “Cachita” fue acusada de ser una cubana comunista, por el apoyo
incondicional que le dispenso a mi madre y a nosotros. Producto de las presiones y la inseguridad a
la que estábamos expuestos, mi padre pidió encarecidamente a mi madre que nos
fuéramos a la ciudad de la Romana, al este de la república, evitando de esa
manera que fuéramos objeto de un secuestro o algún otro incidente para
obligarlo a rendirse.
En otra ocasión
recuerdo a cachita llegar a la casa de la Romana muy alterada y en medio de
llanto le informo que oficiales del CEFA, la habían encañonado para obligarla a
entregar las llaves de nuestra casa y su esposo don Félix ya anciano había sido
agredido. La casa fue saqueada por los
agentes del CEFA, mi madre se dirigió a la base de San Isidro sede del CEFA a
interponer la denuncia ante su jefe máxima el Coronel Elias Wessin y Wessin y
fue insultada y humillada por parte de este, al enterarse que la casa había
pertenecido a uno de los pilotos rebelde que se llevó los cuatro P-51 a Puerto
Rico, entre los insultos que le profirió Wessin a mi mama le llamo extranjera,
desamparada y otros tantos epítetos que tendría que tragarse, diez años más
tarde cuando el destino lo lleva a la República de Panamá en condición de exiliado
político y le toco pararse frente a la indefensa mujer que un dia el insultara,
la lagrimas corrieron por sus mejillas y más amargas aun por ser de vergüenza.
Frente a todos los
sucesos mi madre tomo la decisión de salir del país, pero los vuelos que iban a
Panamá hacían una escala técnica en Estados Unidos y la visa de transito le
había sido negada en el consulado norteamericano, debido a la participación de
mi padre en la resistencia armada de abril del 65, pero con la ayuda de los
agentes de la Panamerican Airway, logro su salida del país con nosotros. Sin la
requerida visa
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