martes, 6 de septiembre de 2016

UN PAIS OCUPADO



Una vez producida la ocupación, se acentúa o inicia la verdadera odisea de mi madre en medio de una guerra y sin saber si a esa hora ya era una de las cientos de viudas que había dejado el conflicto armado.
Madre de tres hijos chicos entre ellos un bebe de apenas quince días de nacido. Para esa época yo recuerdo mucha confusión, pero aun no tenía la capacidad para comprender  lo que ocurría, con los años supe que una turba había venido a pegarle fuego a nuestra casa, porque mi padre era un oficial de la aviación, luego ellos mismos vinieron a ofrecer  sus más sinceras disculpas y protección en la zona constitucionalista, reconociendo a mi padre como un héroe para ellos, luego del incidente de las aeronaves que fueron llevadas a territorio puertorriqueño.
Nuestra vecina Caridad, la fiel “Cachita” fue acusada de ser una cubana comunista, por el apoyo incondicional que le dispenso a mi madre y a nosotros.  Producto de las presiones y la inseguridad a la que estábamos expuestos, mi padre pidió encarecidamente a mi madre que nos fuéramos a la ciudad de la Romana, al este de la república, evitando de esa manera que fuéramos objeto de un secuestro o algún otro incidente para obligarlo a rendirse.
En otra ocasión recuerdo a cachita llegar a la casa de la Romana muy alterada y en medio de llanto le informo que oficiales del CEFA, la habían encañonado para obligarla a entregar las llaves de nuestra casa y su esposo don Félix ya anciano había sido agredido.  La casa fue saqueada por los agentes del CEFA, mi madre se dirigió a la base de San Isidro sede del CEFA a interponer la denuncia ante su jefe máxima el Coronel Elias Wessin y Wessin y fue insultada y humillada por parte de este, al enterarse que la casa había pertenecido a uno de los pilotos rebelde que se llevó los cuatro P-51 a Puerto Rico, entre los insultos que le profirió Wessin a mi mama le llamo extranjera, desamparada y otros tantos epítetos que tendría que tragarse, diez años más tarde cuando el destino lo lleva a la República de Panamá en condición de exiliado político y le toco pararse frente a la indefensa mujer que un dia el insultara, la lagrimas corrieron por sus mejillas y más amargas aun por ser de vergüenza.
Frente a todos los sucesos mi madre tomo la decisión de salir del país, pero los vuelos que iban a Panamá hacían una escala técnica en Estados Unidos y la visa de transito le había sido negada en el consulado norteamericano, debido a la participación de mi padre en la resistencia armada de abril del 65, pero con la ayuda de los agentes de la Panamerican Airway, logro su salida del país con nosotros. Sin la requerida visa 

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